¿CAMBIO DE PAREJA?
No hace demasiado tiempo solicitaron mi parecer sobre los clubes que campan por nuestro territorio y cuya actividad es el intercambio de pareja o “swinger”, lo cierto es que me pillaron ¿en bragas?, me limite a salir del paso respondiendo “que cada uno es libre de actuar según su criterio y su moralidad”, sabedor de mi ignorancia, al día siguiente, dedique un tiempo a recabar información sobre la materia y descubrí entre otras muchas cosas que soy un “extraterrestre” en este tema, al principio creí que ibas a un sitio de estos, y cambiabas a tu acompañante o acompañanta (como antiguamente hacíamos con los tebeos), pero no… te pasas la noche de “change”, “in situ”, y, te vuelves a casa con la misma o el mismo, entonces uno se pregunta : ¿dónde esta el chollo?.
Es de imaginar que mas de una maruja, se habrá llevado alguna sorpresa al cercionarse de que su manolo, no es precisamente ese “macho ibérico” que creía, y que echar un “kiki” es algo más de ¿diez minutos?, ya me diréis como se le debe quedar al manolito el cuerpo después de los ¿diez minutos? de rigor y tener tanta carne merodeando por los alrededores, también es cierto que si se cambia de gallina quién sabe… que de eso se trata, ¿o no?.
No podemos ocultar que en alguna u otra ocasión hemos soñado o pensado ello (alguno habrá que no, por supuesto) con montarnos una fiesta de parecidas características y las féminas no se quedan al margen, hacerla realidad compartiéndola con tu pareja, pues ciertamente debe tener su….. ¿arte?
Lo dicho, que cada uno o una, proceda según le pida el cuerpo, si son pareja, lo más probable es que lo hayan meditado y hablado largamente, y mantengan la precisa unidad de criterio para llevar a cabo tales actuaciones, de hecho si ello no merma su relación, pues… puede tener su sentido, en cierto modo ese criterio liberal-sexual es “perfecto” si es compartido en toda su extensión y hasta puede resultar terapéutico para una pareja en decadencia sexual, incluso habrá parejas que precisen de compartir tales alicientes para satisfacer plenamente su sexualidad.
Se me ha indicado que no todas las parejas que acuden buscan el intercambio, las hay que observan, otras mostrarse y y como en eso del sexo y la sexualidad allá cada uno y una con sus apetencias, pues de todo hay y debe haber en la viña del…
En mi humilde entendimiento, me cuesta creer que ello pueda ser la terapia correcta para una pareja en crisis o un “salva amores”, no creo que el sexo sea única y exclusivamente lo que mantiene a dos unidos, sean estos o estas de la condición que sea.
Esa liberalidad puede también convertir la relación sexual en un acto único y exclusivamente placentero , donde prima el acto por encima de los sentimientos, no creo en ese “amor” de una tarde, que se repite si la fémina ha quedado plenamente satisfecha, de no ser así, lo tiene claro el manolo. Por muchos orgasmos que una tenga o por uno bueno, que uno tenga, no concibo ese acto sin sentido, sin ton ni son, de buenas a primeras, quizás aún sea un romántico de la vieja escuela, pero no me entusiasma eso del aquí te pillo aquí te mato, quizás alguno me diga que no se lo que me pierdo con tanto rodeo, pero de siempre he sentido un gran respeto por las personas, independientemente de condición o sexo y, considero que eso de (y perdonad) meterla y adiós y si te he visto no me acuerdo, no me va; me gana ese instinto “anhelante”, hacerse el encontradizo, una mirada, una sonrisa, una invitación, una rosa, una cena y luego poquito a poquito…
Podemos cambiar de pareja, compartir esos momentos de lujuriosa pasión sexual con o ante otros semejantes, disfrutar con ello y saborear los placeres de lo nuevo, participar en la fiesta con quien compartimos además del sexo, la vida, pero no podemos cambiarlo por la ternura, la caricia, el sentimiento, la magia y ¿como no?, la poesía que generan los enamorados.