TODA UNA AVENTURA
Hubo un tiempo en que los jóvenes ante un incierto futuro se refugiaban en la Administración, ser funcionario era la panacea y el momento para muchos para buscar un trabajito por las tardes pretendiendo vivir con una saneada economía familiar, los que no obtenían la EGB y no querían convertirse en ordenanza, se metían a bombero, en las fuerzas de seguridad del estado o en la policía local, muchos, demasiados, faltos de vocación pero hacían realidad su sueño de obtener un sueldo fijo sin dar golpe y todas y cada una de las ventajas del funcionariado.
Solo en las Fuerzas Armada quedaban sin cubrir las vacantes de soldado y marinería, de nada sirvieron aquellos anuncios llamando a la “aventura” y ha convertirse en un cooperante de una uniformada ONG repartiendo pan y agua a los hambrientos del mundo en “misiones de paz” a tiro limpio, los únicos que “picaron” fueron los sudamericanos mas que nada para conseguir la nacionalidad al final de servicio, un salario digno y una formación profesional, porque eso de defender a este desgraciado país de países la verdad no es que represente una tarea apasionante, hoy, tal y como estan las cosas, no solo se cubren las vacantes, sino que sobran aspirantes.
Lo que puede quedar hoy para la juventud que no tenga intención de emigrar, es una plaza de seminarista, que representa tal y como anuncia la Conferencia Episcopal un sueldo fijo “para toda la vida” claro esta, renunciando a la apostasía, una trabajo apasionante, toda una aventura y lo mas importante, repartir pan a los hambrientos de fe y que te escuchen sin rechistar los feligreses en la misa, además, ostentar la condición de pobre y de casto y ahí es donde muchos jóvenes se preguntaran ¿dónde esta la aventura?, eso de tener sueldo fijo y no poder pedir un préstamo para el BMW y en su caso obtenerlo de tapadillo y seguir siendo casto, es lo que le resta atractivo al asunto. Si a uno le va eso del ajetreo social, una vez ordenado puede acogerse a la saga de curas protestones con la Santa Sede o convertirse en una mosca cojonera del obispo de turno o simplemente dedicarse a lo suyo con plena dedicación y obediencia y terminar en los altares.
En una palabra, que el mensaje de la Iglesia sea invitar a un par de años de estudio en un seminario, a la obediencia, a la castidad y a la pobreza a nuestra juventud, es motivo de alegría para todos los que nos sentimos católicos, al menos no han perdido la fe.
Solo en las Fuerzas Armada quedaban sin cubrir las vacantes de soldado y marinería, de nada sirvieron aquellos anuncios llamando a la “aventura” y ha convertirse en un cooperante de una uniformada ONG repartiendo pan y agua a los hambrientos del mundo en “misiones de paz” a tiro limpio, los únicos que “picaron” fueron los sudamericanos mas que nada para conseguir la nacionalidad al final de servicio, un salario digno y una formación profesional, porque eso de defender a este desgraciado país de países la verdad no es que represente una tarea apasionante, hoy, tal y como estan las cosas, no solo se cubren las vacantes, sino que sobran aspirantes.
Lo que puede quedar hoy para la juventud que no tenga intención de emigrar, es una plaza de seminarista, que representa tal y como anuncia la Conferencia Episcopal un sueldo fijo “para toda la vida” claro esta, renunciando a la apostasía, una trabajo apasionante, toda una aventura y lo mas importante, repartir pan a los hambrientos de fe y que te escuchen sin rechistar los feligreses en la misa, además, ostentar la condición de pobre y de casto y ahí es donde muchos jóvenes se preguntaran ¿dónde esta la aventura?, eso de tener sueldo fijo y no poder pedir un préstamo para el BMW y en su caso obtenerlo de tapadillo y seguir siendo casto, es lo que le resta atractivo al asunto. Si a uno le va eso del ajetreo social, una vez ordenado puede acogerse a la saga de curas protestones con la Santa Sede o convertirse en una mosca cojonera del obispo de turno o simplemente dedicarse a lo suyo con plena dedicación y obediencia y terminar en los altares.
En una palabra, que el mensaje de la Iglesia sea invitar a un par de años de estudio en un seminario, a la obediencia, a la castidad y a la pobreza a nuestra juventud, es motivo de alegría para todos los que nos sentimos católicos, al menos no han perdido la fe.
1 Comments:
Buento tal y como está la Iglesia hoy en día, ser cura comporta un cierto riesgo y, más si te montan una manifestación atea frente a la sacristia.
Lo que si es cierto es que no podemos dudar de la Fe de la jefatura eclesiastica, vender el producto que estan publicitando para captar seminaristas, como no lo hagan por Sudamerica o Africa mal lo tiene.
Lo que desgraciadamnete falta son vocaciones y lo que sobran son intereses.
Ratolí
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