lunes, febrero 13, 2017

JURAMENTOS

Leo en prensa que la GC ha detenido a un hombre por su presunta participación en la desaparición de una mujer, hasta aquí la noticia por común ya es casi cotidiana, pero lo que me llama la atención es que en su defensa y ante la insistencia de los agentes ha manifestado de forma taxativa: “juro que soy inocente”, y aquí sí que imagino que los interrogadores le dijeron aquello de: venga hombre, cantaaaaa.
Antiguamente los caballeros juraban y era su palabra su honor, eso cuando el honor se tenía por cuna o por hechos y el jurar tenía un significado cierto, sin lugar a dudas, sin embargo, ya se ponía a Dios por testigo y claro el Señor era mudo y nada desdecía de lo jurado, también es cierto que en ocasiones se procedía a la ordalía para que el “testigo” participara de forma directa en el descubrimiento de la verdad y siempre solía salir perjudicado el “caballero”.
Hoy, la gente se toma a pitorreo lo del juramento, después de escuchar a nuestros políticos de turno ante la Constitución y el Rey para darle solemnidad y “credibilidad”, o a los senadores, congresistas y demás (o como recientemente a este gilipollas que ha dicho que jura la constitución hasta que se proclame la catalana y que para más cachondeo es nacionalizado de origen pakistaní) y corroborar el casi total incumplimiento. Ya son muy pocos los que creen en el juramento y mucho menos en ese castigo divino que se demanda a los perjuros, de hecho, si tuviera que recibirlos Caronte para llevarlos al otro lado del rio, en vez de una barca precisaría de un crucero.

Dentro del ámbito castrense, el juramento adquiere un significado más profundo por tratarse de gente de armas, en cierto modo la disciplina militar conlleva un espíritu de sacrifico que exige en último extremo la obediencia debida. Hubo un día en que yo y otros muchos juramos derramar hasta la última gota de nuestra sangre en pro de la Patria, si llegado el caso no fuera así, que Dios me lo demande, ya veremos…