martes, abril 11, 2017

SEMANA SANTA

La Semana Santa se ha convertido en un periodo vacacional, alejada de esos días en que solo se oía la música sacra por la radio y los dos canales de televisión emitiendo procesiones, conciertos y películas de temática religiosa al igual que los cines, recuerdo los billares tapados con sabanas negras o los palos cruzados, en los bares no se jugaba a cartas, ni se cantaba en lugar alguno, la nación de repente se declaraba de luto e incluso las gentes parecían tristes. Se elaboraban tradicionales dulces que solo se podían comer el día de resurrección, después, a las 12 replicaban las campanas, se acabó todo y a comer, reír, retozar y disfrutar de la vida, las campanas anunciaban la nueva y todo parecía volver de pronto a la normalidad con esa alegría que se tiene después de las privaciones de unos días.
Durante mucho años fui penitente, al final lo deje, no sé si fue porque no me bastaba la semana para purgar mis pecados o porque deje de hallar un sentido a lo que hacía, sin pretender ofender a nadie, considero que las procesiones son puro y duro folklorismo, me harto de ver a las marujas y no marujas vestidas de dolorosas a modo de buenas personas y a penitentes que necesitan toda una vida de procesión para purgar sus pecados, sin contar a todos a aquellos que al terminar se van a hacer la copita por los bares vestidos de nazareno, incluso hay cofradías convertidas en acción reivindicatoria, “solo para mujeres”, en una palabra nunca he entendido el sentido religioso que pretenden unos al ser mejores, más bonitos, con más adornos, con más costaleros que los otros o lo bien que lo hacen unos y lo fatal que les ha salido a otros. En ocasiones es como la misa, los hay que van por las apariencias y de vida cristiana y acciones ni puta manera.
En una palabra, me pongo del lado de los católicos creyentes, no practicantes, con ese poquito de fe en Dios y poco en esa Iglesia con tanto devaneo político, siento un gran respeto por todo lo que es tradición venga de donde venga y en el fondo siento que de una manera u otra el hombre termina cargándoselo todo.
Que cada uno viva la Semana Santa como desee, con dolor, con luto, con alegría, con jolgorio o que salga a la calle a purgar sus pecados, cada uno con su conciencia.