¿SALVAJES?
Hace unos meses salto a la prensa la noticia del descubrimiento de una nueva tribu en la selva del Amazonas, dándose a conocer un video donde un grupo de sorprendidos y cabreados “salvajes guerreros” se dedicaban a lanzar flechas con toda la mala leche del mundo contra los ocupantes del “ruidoso pájaro de hierro”, de pronto saltaron a la palestra los defensores de la misericordia universal en ayuda de los desamparados indígenas, de aquellos que ya quieren meterles la biblia por donde les quepan y los que claman para dejarlos vivir su existencia como siempre lo han hecho.
Es cierto que quizás no sean proclives a la longevidad, pero es evidente que llevan asi cientos de años subsistiendo, es cierto que quizás no posean todas las ventajas del progreso, de ese progreso que inconscientemente creemos que es lo mejor que le puede suceder a cualquiera y que pretendemos exportar a la primera de cambio, es cierto que carecen de los útiles y alimentos preparados y elaborados en las industrias pero olvidamos que poseen cientos de kilómetros cuadrados de selva que les ofrece todo aquello que precisan para la supervivencia y así podríamos enumeras toda una serie de carencias que vistas desde otra óptica, se convierten en verdaderas y provechosas ventajas.
Los “descubridores” siempre manifestaron la ausencia de miseria de las tribus y pueblos que hallaban, no carecían de lo esencial para vivir, desgraciadamente fuimos los “inteligentes” los que les aportamos la pobreza, a mayor abundamiento las poblaciones tradicionales de África ni tan siquiera conocían el termino “pobre” lo más cercano era “huérfano”, siempre nos hemos sentido como “salvadores” decididos a ayudar y educar a los ignorantes despreciando sus tradiciones, sus costumbres y su ancestral forma de vida.
Me resulta realmente patético ver en documentales a una tribu donde a su media desnudez le añaden una gorrita de Nike o unos destartalados pantalones de Adidas o a esas mujeres con sus crios al brazo tapando sus pechos con sucios sujetadores, acreditando tristemente lo que les hemos aportado.
Deseo y espero que esta tribu siga su camino y que no llegue a contagiarse de nuestro progreso, que sigan viviendo en libertad en una selva que les obliga cada día a sobrevivir, que sigan teniendo tiempo para la caza, la fiesta, el amor, la risa y también para curar sus heridas y disfrutar de la vida que les da la naturaleza, quizás el simple ruido del helicópteros deje de ser una sorpresa si conseguimos civilizarlos, lógicamente para sacar provecho y enseñarles lo buena que es la coca cola y lo malo que es ir en pelotas, así están las cosas.
Es cierto que quizás no sean proclives a la longevidad, pero es evidente que llevan asi cientos de años subsistiendo, es cierto que quizás no posean todas las ventajas del progreso, de ese progreso que inconscientemente creemos que es lo mejor que le puede suceder a cualquiera y que pretendemos exportar a la primera de cambio, es cierto que carecen de los útiles y alimentos preparados y elaborados en las industrias pero olvidamos que poseen cientos de kilómetros cuadrados de selva que les ofrece todo aquello que precisan para la supervivencia y así podríamos enumeras toda una serie de carencias que vistas desde otra óptica, se convierten en verdaderas y provechosas ventajas.
Los “descubridores” siempre manifestaron la ausencia de miseria de las tribus y pueblos que hallaban, no carecían de lo esencial para vivir, desgraciadamente fuimos los “inteligentes” los que les aportamos la pobreza, a mayor abundamiento las poblaciones tradicionales de África ni tan siquiera conocían el termino “pobre” lo más cercano era “huérfano”, siempre nos hemos sentido como “salvadores” decididos a ayudar y educar a los ignorantes despreciando sus tradiciones, sus costumbres y su ancestral forma de vida.
Me resulta realmente patético ver en documentales a una tribu donde a su media desnudez le añaden una gorrita de Nike o unos destartalados pantalones de Adidas o a esas mujeres con sus crios al brazo tapando sus pechos con sucios sujetadores, acreditando tristemente lo que les hemos aportado.
Deseo y espero que esta tribu siga su camino y que no llegue a contagiarse de nuestro progreso, que sigan viviendo en libertad en una selva que les obliga cada día a sobrevivir, que sigan teniendo tiempo para la caza, la fiesta, el amor, la risa y también para curar sus heridas y disfrutar de la vida que les da la naturaleza, quizás el simple ruido del helicópteros deje de ser una sorpresa si conseguimos civilizarlos, lógicamente para sacar provecho y enseñarles lo buena que es la coca cola y lo malo que es ir en pelotas, así están las cosas.
4 Comments:
Estimado Javier, fuimos nosotros, los "civilizados", los que jodimos la forma de vida de esta gente. Hace poco vi, en el discovery channel, la realidad a dia de hoy de la capital del amazonas Manaos. Indios que han pasado de vivir en la libertad mas absoluta al esclavismo del alcohol, a los suburbios de una ciudad "civilizada", a la suciedad, a la miseria mas absoluta.
Llevamos siglos empujando a esas tribus, obligándolos a entrar en conflictos con sus vecinos por unas tierras cada vez mas escasas, masacrándolos con enfermedades "de blancos", corrompiéndolos con religiones, civilizándolos....
En Brasil existe una fuerza policial (no recuerdo el nombre) dedicada a esta selva, a esta gente. En realidad resuelven los conflictos a favor, como siempre, de los madereros, de los cultivos de soja, de los garimpeiros.
Esa selva me enamoró ya hace años, muchos, cuando descubría alguno de sus conflictos de la mano de Alberto Vázque Figueroa. Cuando supe lo que costaba un litro de caucho. Cuando supe que barato era prostituir a unas ·indias"
En fin, siempre es lo mismo, nos creemos mejores, y la realidad es que nos estamos hundiendo en nuestra gran mentira.
Ojalá los dejen tranquilos, ellos son los que llevan milenios conviviendo, en paz y equilibrio, con Gaia.
Que mal suena “civilizar al indio” como ocurrió hace tiempo ya, no eran más que intentos por apropiarse de sus tierras y acabar con su forma de vida y su organización social. Las guerras y las masacres contra la población india eran una constante en esa política civilizadora, como lo serán la sucesión de acuerdos y tratados que no se cumplirán por parte de los diferentes gobiernos, pasan dee estar envueltos en una soledad tranquila, atados a sus normas y a sus costumbres, pasan a tener compañía de personas que no son iguales a ellos. De aquí en adelante comienza para los indígenas su peor pesadilla, el gran intento por parte del blanco de dominarlos. Surgiendo así, la mezcla de dos sociedades; dos formas de vida; dos concepciones del universo y dos sistemas religiosos diferentes. En una palabra, cambiar completamente su estilo de vida y obligarlo a ser como en realidad no es, romper su cultura y tirar a la basura sus costumbres que fueron heredadas de generación en generación, en fin como siempre la raza humana blanca estamos emperrados en destruirlo todo. Apreciado Raul estoy totalmente de acuerdo contigo y, por cierto ya era hora de verte por aqui.
Ratolí.
A medida que hemos adelantado en tecnologa lo hemos hecho en la misma medida que en nuestras bajezas,de hecho podemos oportar toda esa misericordia para con los que consideramos desamparados, sin pararnos a pensar que viven en su mundo desde hace cientos de años y sin tener ni puñetera necesidad de nosotros, pues que sigan igual, es triste convertir a unos seres humanos en objetos para curiosos bienintencionados y por supuesto demasiados con muy malas intenciones, el problema es que siempre nos creemos ser mejores que los demas sin pensar en todo lo que los "demas" pueden enseñarnos.
Elvi
Ya fue Diógenes el primero que expuso la corrupción que genera lo de civilizarse.
Pero estos primitivos también están mal porque se les puede morir un hijo por un mero resfriado.
En fin están mal ellos y estamos mal nosotros. Y yo apuntaría un receta que nos termina de condenar, Nietzsche dijo:
"O SOMOS UN ERROR DE DIOS, O DIOS ES UN ERROR NUESTRO".
Puesto que, según tengo entendido, hay médicos en este Blog, los invito a leer un artículo que he escrito sobre ellos.
Pedro Tugores.
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