martes, junio 09, 2009

¿CON ASIDUIDAD?

El otro día y con la intención de visitar a su hermano convaleciente en un hospital londinense, la reina, ante la falta de medios oficiales a su alcance y “siendo la única posibilidad” ( o sea no había otra) según ha manifestado la Casa Real, tomo un vuelo de una compañía de bajo coste para su desplazamiento, o sea, que ya me imagino a la secretaria o la ayudante de cámara buscando por internete un “last minut” de esos baratos que busca todo dios cuando quiere irse de viaje precipitadamente y en ocasiones con tiempo para ahorrarse unos eurillos, la verdad… no me imagino a la soberana sentada o mejor dicho encajonada junto a George, carnicero de Liverpool con barriga cervecera embutida en una “camiseta imperio” con el lema de “Spain is diferent”, con ese bañador a rayas incoloras con el torito bravo al que tan bien cantaba el Fary, las piernas cruzadas exhibiendo las sandalias y luciendo unos calcetines rojos a juego con su cuerpo, rojo como una gamba, a todo ello, aguantando nuestra protagonista el empuje de la vejiga por no llevar monedas para abrir la puerta del WC. No me puedo imaginar a nuestra anfitriona pasando entre las filas para llegar al control, quitándose el cinturón, todo lo de metal e incluso los zapatos, siendo desposeída del gel y de cuanta botellita pase de los 100 Cl., la repera si tuviera que pasar tras la cortina para que la segurata con cara de mala leche tuviera que cachearla de arriba abajo porque el aparatito de marras pita, pero no dice que se trata del metal de los sujetadores, toda una odisea y todo un espectáculo al que ya estamos mas que habituados los mortales que viajamos por esos aeropuertos no porque no tengamos “otra posibilidad” sino porque no nos queda mas remedio.
Luego según manifestación de la royal house, es habitual que la “familia” viaje de vez en cuando en líneas regulares, lo hacen todos, los reyes, los príncipes, las infantas, los infantes, los primos de las infantas, los primos de los infantes, los yernos de las infantas, las nueras de los infantes, los hijos y las hijas de los príncipes, de las infantas, de los infantes, los primos de los hijos de los infantes, y así todo un sin fin de infantes, infantas duques, condes, marqueses y todo eso. Me apetecería saber que sensación les da, convertirse por un instante en mortales, creo que son muchos y muchas a los que nos picaría la curiosidad por saber cuando saliera del WC uno o una de ellas, entrar de inmediato para saber si se huele a humano o a agua de rosas, tengo tantas dudas con respecto a todo esto…
Es de imaginar que opináis que es normal que viajen de forma oficial, pues claro que sí, soy sincero, yo, haría lo mismo si pudiera disponer de un avión privado, sin coste personal a cargo de este múltiple país, lo disfrutaría como cualquier hijo de vecino, os aseguro que me apetecería ir con las piernas estiradas echando una cabezadita y viendo algún que otro documental sobre los viajes en aviones de bajo coste, ¡¡¡que gozada!!!, os aseguro que no invitaría a un grupo del Imserso a compartir tan lujoso espacio ni a ningún mortal, que se fastidien, que por algo se pertenece a la family u ostenta cargo oficial, incluso iré a más, al carecer de sangre azul o buen casamiento, entonces lo gozaría a razón de cargo, así que a tope que eso no es perenne y menos aquí en esta piel de toro donde hoy te aplauden y mañana de corren a ostias.
No critico la situación que considero dentro de la una fastidiosa normalidad como siempre ha ocurrido, ocurre y ocurrirá, lo que me fastidia es que ellos lo tengan y uno tenga que fastidiarse, eso es, lo que realmente te jode, como dice un buen amigo, la buena vida es para los privilegiados, hay otra vida, pero no es la misma. ¿o no?.

1 Comments:

At 10 de junio de 2009, 9:30, Blogger PESIMISMO said...

Yo me he encontrado con un problema de menos envergadura, pero sin dejar de ser un problema. Se trata del apoyabrazos que hay entre los asientos de los aviones. Es de suponer que de estos ocho o diez centímetros que mide de ancho le corresponden la mitad a cada uno de los asientos que separa. Bien, pues yo me he encontrado en más de una ocasión con el siguiente problema. La persona que estaba a mi lado apoyaba descaradamente su codo en todo el apoyabrazos, y yo debía tener mi brazo pegado al cuerpo; menos mal que siempre procuro tener asiento de pasillo o ventanilla, ya que de lo contrario me hubiera visto obligado a viajar como una sardina.

Respecto a la realeza, creo, amigo Javier, que tú tienes una confusión: estas personas no tienen la sangre roja como nosotros. No hay que confundir, la sangre azul de la realeza les sitúa en otro estamento; y seguirá siendo así mientras haya tanta gente que se apelotona sólo para verles, o se le ponen los ojos vidriosos ante una boda o un nacimiento. Tenemos lo que nos merecemos, ni más ni menos.

 

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