BONOS Y SOCIALISTOS

De un tiempo a esta parte me estoy acostumbrando a leer la prensa a media jornada, mas que nada porque muchas mañanas se me atraganta el café con leche y salgo de casa mentando a la madre que parió a este, aquel, aquella… con las noticias de prevaricación y manoseo de caudales por los gobernantes. Cuando aún no se acaba de digerir la imputación de uno y la forma en que sin vergüenza afrontan las cuantiosas fianzas, salen otros y así suma y sigue. Ahora nos hemos enterado que el Bono, ese político con su tupe implantado y que al oírlo siempre tengo la sensación de que se trata de un curita de pueblo con cara y voz de bonachón y la mala leche por dentro, posee un patrimonio envidiable y que sus ingresos anuales superan el millón de euros. Si lo ha conseguido con el sudor de “su” frente, seria despreciable si no supiera valorar al verdadero empresario creador de riqueza y emprendedor, al margen de todo resentimiento, pero, también es cierto que los grandes hombres siempre han denotado un desprecio por el dinero lo que en cierto modo constituye una egregia tradición teológica y moral. No creo que al Bono ni a otros como èl, le mueva la codicia ni que sea el efectivo el instrumento ni el fin principal de sus vidas, a mi, lo que me cabrea al margen de la forma (que no dudo) ha sido honrada de conseguirlo, es que vaya por el mundo vanagloriándose de su socialismo y de pertenecer a un partido que tiene la O de obrero, ese tipo de socialistos a los que ya estamos acostumbrados, son los que no me permiten digerir como corresponde el desayuno, porque de los capitalistas ya ni hablo, ni leo, eso ya es nausea de otro costado.
El poder corrompe, y por ello, atrae fatalmente a los corruptos, personajes que tarde o temprano caen en manos de la justicia y que suponen la vergüenza de sus compañeros, compañeros que han visto como de la nada, se han creado un patrimonio, y que nunca he entendido como nadie absolutamente nadie se ha enterado de la forma y manera y ha denunciado tal circunstancia en vez de lamentarse, el político (y los hay), aspira a organizar a la sociedad desde la Administración en torno a unas ideas y valores, por ello, quizás constituye una extraña e inusual mezcla de intelectual y de hombre de acción, por ello, son tan escasos. De hecho, la existencia de codiciosos, de sinvergüenzas, de los que ven en la política y el poder una forma de enriquecerse, y que tapan su ineptitud con grandes frases, es la consecuencia y el fruto de la condición humana.
Pitágoras comparo la vida con los Juegos Olímpicos, a ellos, unos acuden para participar y competir, otros, para hacer negocios y enriquecerse, otros, por último, acuden para contemplar el espectáculo y estos precisamente eran para el sabio griego los filósofos, en nuestro tiempo existen pocos filósofos y demasiados jodidos.