EL INDIGENA

Observo una foto en la que se aprecia a un indígena del amazonas, no pasa de ser una de tantas instantáneas, excepto, por el hecho de que el fulano porta en sus manos una motosierra, dedicándose a la productiva tala de árboles de los muchos que pueblan su territorio y uno más de los que se van cargando para desgracia de su pueblo, de todos y por supuesto como siempre en beneficio de unos pocos, así anda este puñetero mundo.
De la niñez tengo presente el recuerdo de aquellas fotos de “salvajes” con taparrabos, pero sobre todo de las glándulas mamarias de las negras, que eran las únicas que nos eran permitidas en un colegio de Padres Franciscanos que por cierto, era siempre pechos grandes y caídos en forma de colgajo, lo cierto es que a menos que tuvieras una mente calenturienta, no levantaban en nada los ánimos.
Nos hablaban de las misiones y de lo bien que vivían en ellas los salvajitos, contribuíamos a ello en las campañas de captación del Domund donde uno se paseaba con la cabecita del negro y del indio por la ciudad pidiendo la dadiva de marras, al que mas recaudaba le hacían padrino de uno de aquellos seres de las misiones, los hay que dirán lo que quieran de los antiguos colegios religiosos pero a pesar de ciertos inconvenientes, tengo mucho que agradecer a mis queridos franciscanos.
A lo que iba, el indígena de la foto, seguramente se levantaba a media mañana, salía de su cabaña, se desperezaba en el río y con otros compañeros se iba de caza , mientras, las mujeres cuidaban de los críos que no dejaban de juguetear y dar el coñazo por toda la aldea, después de entregar la pieza, preparaban la comida y todos en comunidad la deleitaban haciendo de ello una cotidiana fiesta, vivían de acuerdo a las leyes que también impone la naturaleza, dictaban sus propias normas respetando sus costumbres, defendiendo las naturales fronteras de su territorio e intercambiando lo necesario con las tribus vecinas.
Un día se planta un fulano y les dice que eso del taparrabos no estaba bien, que debían cubrirse las vergüenzas, que las mujeres solo debían fornicar con el que fuera su esposo y eso de fumarse esas hierbas para colocarse, ni mentarlo, les dijeron que debía hacer algo productivo, coger corcho, obtener pieles de animales y que esas piedrecitas verdes que usan para adorno las debían ir a buscar cada día y ponerlas en bolsitas y entregarlas al “salvador”, que a cambio de ello, obtendrían papelitos de colores que cambiarían por ladrillos y plásticos para mejorar las chozas, cada uno podría tener una casa mejor y a cuanto mas trabajara mas tendría para el y su recién creada familia.
Cada uno recolecto, cazo, busco piedrecitas, las entrego al fulano y este, les dió lo necesario para construir una triste choza de ladrillo, comida en bolsas, chocolate y galletas, cuando terminaron de cargarse los animales, recoger las piedrecillas, y dejar sin hojas “medicinales” los alrededores, ya no pudieron comprar bolsitas de comida, ni cigarrillos, ni alcohol para pasar las noches en solitario, entonces el sujeto de la civilización le ofreció cortar árboles, sus árboles, a cambio de bolsitas de comida y alcohol, acepto, porque era la única forma de obtener todo aquello que ya necesitaba, le dijeron que riera a la cámara para que vieran lo feliz que era trabajando, luego, prosiguió talando, mentando a madre que los parió o riendo idiotizado, si saber que puñetas habían hecho con su mundo.

Ignorante: Persona que no está familiarizada con ciertos tipos de conocimiento que usted si posee, pero que posee otros de los que usted no tiene la menor idea. A.Pierce