martes, mayo 06, 2008

ARRIBA, ABAJO, ARRIBA…

Hace poco vi la entrevista que realizaron a Mario Conde en un programa de televisión, queda poco de aquel hombre arrogante, que puso de moda el vestir impecable y sobre todo la gomina entre los que se consideraban ejecutivos agresivos o como les gustaba denominarse “yupis”, era el hombre a imitar por todos aquellos “alquimistas” que pretendían convertir las inversiones en oro y hacerse un hueco en las altas finanzas.
Pero como muchos otros pretendió llegar a lo más alto, lógico cuando se crea una constante corte de aduladores, pero, como casi siempre se olvido que en lo mas alto hay poco espacio y se quería o no es muy difícil que te hagan un hueco y si además de ello lo quieres imponer a base empujones pues pasa lo que pasa, te van haciendo la zancadilla hasta que caes en picado y por supuesto la caída es de armas tomar y muy señor mío”.
Se retransmitió su entrada en la prisión, aquello fue para el pueblo llano la falsa imagen de que la justicia es igual para todos, de que el gobierno no se detenía ante nada ni ante nadie, para otros elegidos fue un “aviso a navegantes” y para otros muchos el fin de un personaje y quizás de un época donde imperaban demasiados “tiburones” con arrogante ambición, después de Conde se dejo el espectáculo del poderoso y se paso a la discreción.
Cayo con dignidad, sin acusar, casi sin miedo, ni como muchos acusando a unos y a otros, simplemente asumió su responsabilidad y entro en prisión con paso firme, la cabeza alta y sin perder ni un ápice de su arrogancia, era plenamente consciente no de su fracaso pero si de su destino, y lo asumió con todas y cada una de sus consecuencias.
A partir de la caída, como es lógico las ratas huyeron cagando leches, se acabaron los aduladores, los homenajes, las invitaciones… ya nadie lo quería excepto como siempre los suyos, su familia, los que estuvieron a su lado por el hombre y no por lo que representaba.
En la entrevista se mostró cauto y sobrepeso todas y cada una de sus respuestas, no se dedico a despotricar contra nada ni contra nadie, sino a revelar su encuentro con lo espiritual y sobre todo su pena y pesar por la perdida de su esposa, que sufrió junto a él la caída sobrellevándola con total dignidad y discreción.
No han podido con él, desde la prisión ha publicado un brillante libro para juristas y ha ejercido como eficiente abogado en defensa de sus compañeros de presidio, a todo ello, monta una editorial y aunque se muestre repleto de esa humanidad de seguro que no ha perdido sus dotes de alquimista.Como otros muchos/as no fui indiferente a su fracaso, como tampoco a las circunstancias que lo rodearon, pero confieso que no me sorprendió su caída, en este país de países estamos acostumbrados a ver subir a demasiados personajes, la verdad es que hay ocasiones en que no se si se les permite para sacar provecho del derrumbe o simplemente para divertirnos a todos, pobres humanos que somos…

1 Comments:

At 6 de mayo de 2008, 21:16, Blogger Pedro Tugores said...

La arrogancia es una especie de serpiente desaforada que todos llevamos dentro. Antes de los treinta está desorientada, de los treinta a los cuarenta se quiere comer el mundo. A partir de los cuarenta se va serenando porque empieza a entender que debe pagar sus errores. A partir de los cincuenta se apacigua.

Y si la serpeinte ha tenido mucha fuerza, entonces el rostro de su portador se muestra roído por la descomposición de sus cosas. Pero no siempre se entiende lo que ha ocurrido. Lo mejor: dar la culpa a los demás. Es una solución habitual. Pero si las cosas han ido bien, el mérito es excluviamente de uno mismo, que, a pesar de los demás, ha sabido triunfar.

Y como hay oponiones para todos los gustos, alguien dijo acertadamente: "El éxito ha hecho fracasar a muchos hombres". Me acordé de esta frase el otro día, viendo una biografía de mi admirado Maradona. Pero Maradona no tuvo la culpa de nada, fueron los demás... (ja)

Cené con unos amigos hace poco, entre ellos estaba Hidalgo. Os aseguro que es inocente de todos y cada uno de esos cincuenta o sesenta procesos judiciales que caminan contra él. Son los demás los que hacen cosas inapropiadas... Si a mí me pillan en algún asuntillo, os aseguro que echaré la culpa a los demás. Recuerdo una recomendación de un amigo. Hace años. Me dijo: "Si tu mujer te pilla en la cama con otra, niégalo . Di que no es cierto. Es lo mejor". Así que yo me declaro inocente de todo, todo...

 

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