LOVELY PARK

Acaba de inagurarse en la ciudad de Bari (Italia) el Lovely Park, un estacionamiento privado para vehículos que cuesta tres euros la entrada y uno cincuenta por hora, todo dentro de la normalidad, excepto, en que esta perfectamente adaptado para parejas, garantizando la total privacidad para el ocasional y perentorio desenfreno. Por tres euros y el tiempo que dure la situación que puede ser una hora o diez minutos (que de todo hay en la viña del señor), gozan las parejas de total impunidad en el despertar de su lujuria.
Hoy, los vehículos están dotados de todo lo necesario para el escarceo, mp3 con música para más que suficiente, aire acondicionado, cristales tintados, asientos abatibles, nevera (algunos), lucecitas, DVD, amortiguadores regulables y sobre todo espacio, con todo ello, ¡¡¡como se va ir uno/a a pagar una apartamento o una habitación por horas, ¡!!.
Es más romántico retozar a la luz del sol en su ocaso o de las estrellas, pero tal y como están las cosas, no se sabe si la aventura termina en orgasmo o en atraco. Al aire libre se corre el riesgo de los mirones y considero que a casi a nadie le apetece convertir el acontecimiento en un espectáculo para los presentes ocasionales, ni mucho menos ver a un fulano con la manita entretenida mientras uno/a esta en faena, a excepción ( todo hay que decirlo) que se practique el “dogging” que consiste precisamente en esto, en quedar o dirigirse a un lugar concertado previamente y liarse a mirar, exhibirse o compartir la fiesta con los asistentes al evento, creo que tal práctica se inicio en los bosques de Boulogne en Paris, donde se iba y se va en busca de sexo, hábito tan respetable como otro y que cada uno/a vaya a “jogging” donde le plazca.
Me viene a la memoria mi citroen 2 CV, sin asientos abatibles, con un radio-casete y cartucho enorme de solo ocho canciones (todo hay que decirlo… eran suficientes), sin espacio y con unas suspensiones que por discreto que uno fuera, se enteraba “todo dios” con el ajetreo, eso sí, con capota enrollable, por si alguna vez no “llegábamos” al cielo, al menos que pudiéramos extasiarnos con las estrellas, en una palabra que antes no es que el fornicio durara más, los que pasaba es que después de… te quedabas agarrotado, no es lo mismo retozar en un lugar tranquilo, vigilado y con total intimidad, que estar en plena faena, mirando a diestra y siniestra por si aparece alguien, muy a menudo se producían continuas interrupciones y, con tanto sube y baja, te entraba complejo de ascensor, incluso había los lugares apartados habituales, llegabas ahí en plan secreto, y… ¡¡¡puñetas ahí estaban todos los conocidos ¡!!. Pero todo hay que decirlo, tenía su encanto.
Que tiempos… antes para comprar un preservativo había que ir a la farmacia mas alejada de tu domicilio, mas que nada, para que no te conocieran y como no encontraras a uno/a de mas o menos tu edad, terminabas con el coche lleno de pastillas juanola, por eso se hicieron tan famosas sino ¿por qué? si prácticamente a nadie le gustaban, la vaselina (por si acaso) era otra cosa, como la empleabas para las botas, los zapatos y las juntas de la motocicleta, pues colaba, ahora te venden en el supermercado lubricantes de última generación, frió mentol, calor, retardante, sensibilizador... todo, según lo que se pretenda, también ¿cómo no? el aceite Jhonson para bebes, que junto a la leche condensada, creo fue otro paso para la humanidad.
Ignoro si en este país ya han montado un aparcamiento para parejas con servicio de pizza y bebidas en ventanilla, hasta es posible que te puedas alquilar a un mirón si te va la marcha y todo esto; es posible que en esta piel de toro, el negocio termine siendo un rotundo fracaso, de hecho, (todo hay que decirlo), a los españolitos y españolitas no nos gana nadie en eso de la improvisación y cuando se trata de ayuntar... uno y una, se las apaña como puede, al fin y al cabo con tantas facilidades, se pierde un poco la imaginación y el ingenio, ¿o no?.

Obscenidad: Lenguaje critico que utiliza otro contra nosotros. A. Bierce