EDUCACION Y MALAS MANERAS

El Juzgado de Menores de Córdoba ha condenado a un menor y a sus padres a indemnizar con más de dos mil euros a un profesor por los daños físicos y morales que sufrió el docente tras una agresión por parte del alumno.
Al parecer, el menor había sido ya condenado por el mismo Juzgado a cumplir una pena de setenta y cinco horas de servicios a la comunidad y tres fines de semana de arresto domiciliario, Sentencia que en su día fue confirmada por la Audiencia Provincial, cabe resaltar que esta Sentencia era la primera que condenaba a un estudiante por agredir a un profesor en la provincia, además de reconocer la autoridad del docente en el aula, autoridad a la que esta sujeto el alumno.
Los hechos ocurrieron cuando el profesor ordenó al chico que abandonase el aula debido a un comportamiento claramente inadecuado, a lo que el estudiante se negó respondiendo de “malas maneras” por lo que el docente le agarro de un brazo obligándole a salir de la clase, momento en que el menor golpeó al profesor en el pecho, causándole heridas leves, el profesor permaneció 225 días de baja debido a un proceso depresivo.

Desde el Sindicato de Empleados Públicos se ha anunciado el recurso de la Sentencia por no considerarla “ejemplarizante” ya que “no se trata de una cuestión material sino de que la multa sea suficientemente elevada para que sirva de ejemplo a otros alumnos y a sus “familias”, además de resultar una medida “disuasoria”.
El deterioro del orden en muchas escuelas ha llegado a plantear la posibilidad de presencia policial en los centros más conflictivos, de hecho son ya muchos los colegios que cuentan con su propia seguridad, que queréis que os diga, no considero una buena medida la alianza de profesores y policía, toda vez que la escuela debe ser un lugar para el aprendizaje de la excelencia y no un garante del orden público.
Es cierto que la disciplina académica se va extinguiendo a marchas forzadas ante la destrucción de la autoridad de los que ejercen la enseñanza, son habituales las quejas ante la falta total de medios disciplinarios y sobre todo de la ausencia de colaboración de los progenitores, de hecho estamos viviendo ante el declive constante del civismo y de las virtudes de urbanidad.
Suelo compartir el transporte público con universitarios, es corriente verlos sentarse extendiendo las piernas sobre el asiento de enfrente o apoyando en el mismo los zapatos, todo, mientras hay personas que permanecen en pie, quizás para evitar un altercado consienten que el mal educado/a siga en sus formas.
En alguna que otra ocasión he tenido que intervenir para recordar a más de uno/a las buenas maneras, la respuesta en una gran mayoría a sido un gesto de desafío, correspondido con otro gesto en igual sentido, quizás no sea la forma, pero que puñetas le vas a decir a un fulano de veinte años en segundo de carrera que con un spray se dedica a pintar los baños, ¿que lo castigas a escribir mil veces “me portare bien en clase”?, por supuesto no le puedes dar dos mamporros porque te condenas al ostracismo tras una verdadera campaña mediática de ensañamiento, entonces es como dos machos cabrios que se miran, se desafían y optan por la retirada de frente, mirándose a lo ojos, incluso en ocasiones te dicen “ya te pillare” y bueno pues… a joderse tocan.
La escuela es la antesala de la sociedad y en cierto modo reflejo de ella, se habla, hablamos mucho sobre ello, pero no se hace nada para evitar las causas, no creo que sea impotencia, ni desidia, ni imputar a los profesores en muchas ocasiones el fracaso de los padres en disciplinar a sus hijos.




Educación: Lo que revela al sabio y oculta al necio su falta de entendimiento. A. Bierce