¿MORISCOS?

Con la conquista de Granada en 1492, concluye la Reconquista, las capitulaciones permitían a los vencidos mantener su religión, sus costumbres y sus leyes, sin embargo, debido a la intransigencia de los vencedores y la deslealtad de los vencidos a los Reyes Católicos, el Cardenal Cisneros, “invitó” a la conversión a la totalidad de los musulmanes denominados “mudéjares”, todos aquellos que rechazaron el ofrecimiento fueron “acompañados” a los puertos para iniciar su marcha del país (que no era de países por aquel entonces), los conversos, fueron llamados “moriscos”.
Los moriscos establecieron poblaciones en la casi totalidad del Reino, conservando sus tradiciones, lengua y costumbre, excepto la práctica religiosa, (que era perseguida y castigada por la autoridad eclesiástica), formando comunidades cristianas de cultura musulmana.
Fue durante el reinado de Felipe II, con la expansión de los otomanos y el florecimiento de bandas de salteadores y asesinatos de cristianos por parte de los conversos, cuando se decide prohibir tajantemente cualquier manifestación de raíz musulmana, ¿respuesta?, la rebelión de las Alpujarras, proclamando los rebeldes rey a Fernando de Córdoba, que recuperando su nombre árabe se hizo llamar Abén Omeya.

El ejercito de Omeya se dedico a la conquista y muerte de cristianos, en respuesta, Felipe II se trajo a los Tercios de Flandes que al mando de Don Juan de Austria se pusieron manos a la obra aniquilando a los sublevados y poniendo fin a la rebelión. Razones de política interna y externa, decidieron definitivamente expulsarlos en su casi totalidad del reino, durante el periodo comprendido de 1609 a 1616.
La organización "Liderazgo Islámico Mundial", que agrupa a cientos de asociaciones musulmanas de todo el mundo, acaba de reunirse en Córdoba en una especie de congreso auspiciado por la Directora General de Asuntos Religiosos Doña Mercedes Rico y el de exteriores de la Junta de Andalucía Don Pedro Moya, en su grata presencia y tras “breves” deliberaciones, los presentes han exigido de forma oficial “la nacionalidad española y plenos derechos políticos para los descendientes de los moriscos”. Ahora vendrán, los descendientes de tartesos, vikingos, romanos, cartagineses, fenicios, griegos, judíos, la asociación de tata tataranietos de brujas quemadas y todo aquel que haya sido expulsado o muerto en esta tierra de nadie y de todos a lo largo de dos mil años de historia, pidiendo su reconocimiento y compensación, quizás lo hagan en Andalucía o en cualquier otra comunidad (que mas da) por supuesto con el soporte de la Autoridad al mando, que en base a ese “complejo de culpa” que parece que tenemos por nuestra historia también les daremos la subvención de turno, elevando a la superioridad las reivindicaciones. Que no se diga que no somos solidarios con aquellos que hemos oprimido y puteado durante toda y parte de nuestra historia.
Me estoy planteando crear una asociación que aglutine a quién se sienta descendiente de todos aquellos cristianos que se cargaron los moriscos, de todos aquellos marineros, galeotes, comerciantes, religiosos y peregrinos que perecieron degollados por los moros en el Mediterráneo, por todos aquellos colonos y pobres soldados que fueron masacrados en tierras del Corán en defensa de la cristiandad, el rey y de la madre que los parió, recopilar datos y exigir a la Organización Islámica Mundial con sede en Córdoba una cuantiosa y justa indemnización y resarcimiento de los daños a las cosechas, las gallinas y los graneros y ¿cómo no? solicitar una subvención a la Sra. Rico y apoyo incondicional a nuestra reivindicación. No estaría de más devolver las cuatro perras que pagaron los USA por Tejas y que nos la devuelvan, el ZP le podría pedir "pasta" al francés por los desastres de los cipayos en nuestra tierra, a los romanos y a todos aquellos que nos han puteado a lo largo de los siglos, el Carod por las naves catalanas asaltadas (¿no lo ha hecho?)y ya en plan patriota, Gibraltar, a los hijos de la rubia albión, si nos piden, pues…. ¡pidamos!
La verdad… estoy hasta las narices de tanta gilipollez.





Difamar: Atribuir con malicia a otro actos perversos que uno no ha tenido ni la tentación ni la ocasión de cometer. A. Bierce