LAS BANDERITAS

No suelo escribir sobre política pero reconozco que hay que mojarse de vez en cuando, lo que tengo claro es que existe el hecho de que en este puñetero país de países, estas aquí o estas allá, no existen términos intermedios, si elogias algo de la derecha eres un facha si hace lo contrario, un rojo, si eres de centro lo que haces es no mojarte el culo, si criticas la emigración eres un racista y como se te ocurra decir algo en contra de recién llegados, un xenófobo, si vas en pelotas a la playa, un exhibicionista maricón o una salida, si vas a misa un beato y si no, ateo, si pasas te consideran un indiferente social y así podría enumerar innumerables ejemplos, es como si cada posición se convirtiera en un “antónimo”.
En este nuestro país de países decir lo que uno piensa sin tapujos o simplemente ser lo que uno es, en demasiadas ocasiones es motivo de critica, de aversión, desprecio o simplemente es condenado al ostracismo si no se hace y dice lo políticamente correcto. Por ello, admiro a todos aquellos/as que nadan ¿contracorriente? (aunque tenga mis dudas) por el mero hecho de hacerlo, de manifestar ser y de pensar diferente, ello, quizás les excluya de algunos sectores, pero esa exclusión que marca la diferencia, los hace en muchas ocasiones mas extraordinarios.
Siempre he procurado respetar a todos/as, al menos procurar entender sus planteamientos, he aprendido a escuchar y rumiar ideas y para ser sincero también a olvidar las insensateces de muchas cuestiones que entiendo pero que no comparto y que algunos se empeñan y casi obligan a que comparta, (y eso si que me fastidia un montón). Uno de ellos es la “ bandera política” del independentismo, como muchos/as, predico mi nacionalismo defendiendo mis tradiciones, mis costumbres, mi idiosincrasia, mi lengua, mi, mi, mi, mi…considero que cada autonomía debe gestionar sus ingresos porque cada uno dirige su propia casa y no la del vecino, pero ello no hace que me olvide que también soy español, que pertenezco a una nación hermosa, maravillosa, repleta de tradiciones y de historia y que formo parte de ella, que la contribución de todos basada en el respeto para todos, hará que nos sintamos orgullosos de una puñetera vez de ser quienes somos y a que pertenecemos, sin olvidar de donde procedemos.
No soy de los que van con banderitas por el mundo, pero me jode un montón que los lacayos de los sátrapas de siempre las quemen, sea esta de donde sea, cualquier símbolo se merece una consideración y lamentable cuando se insulta y pisotean los valores de los otros en defensa de los de unos, tales actitudes que rozan en algunos casos lo irracional, crean fobias contra esas banderas y símbolos que ensalzan, el hecho de esgrimirlas para tales actos no hace mas que ensuciar la idea de lo que representan y nacer la creencia que todos sus conciudadanos piensan como ellos.
Hace ya muchos años se anuncio el peligro de cambiar la historia y adaptarla a las necesidades “políticas” de cada autonomía, del peligro de crear escuelas donde se enseñara a los niños las maravillas de su pueblo y la opresión y barbaridades de los colonialistas españoles. “Gracias” a la implantación de “esos” sistemas de enseñanza, tenemos cierta juventud con planteamientos que casi rozan lo absurdo, que se sienten hijos y súbditos de un pueblecito “lleno” de historia y vasallos por imposición de una nación llamada España que les ha robado su historia, su lengua, su bandera y todo lo que les ocurra, incluso he oído a un conferenciante en una universidad hablar de “reinos” inexistentes y de colonialismos absurdos, si esto lo predica un “orador”, ya me diréis que debe pasar por la cabeza del fulano que no ve mas allá que de dos dedos de su frente. Al permitir tales desaguisados es normal que hoy se recojan tempestades después de haber sembrado tantos vientos.
Tampoco se trata de ir por el mundo con una pulserita o con una pegatina de la banderita, porque en el fondo caemos en el mismo juego, se lleva en contraposición a los que la detestan, las banderitas han pasado de ser un símbolo de representación nacional a una reivindicación política y como decía Ortega hace ya muchos años “no es esto, no es esto”.
En más de una ocasión cuando razono sobre la unidad de España, integrada en una Europa en la que siempre hemos estado por historia y por derecho, que incluso nos odia por haberla dominado, me sale alguno/a con aquello de “facha”, entonces les relato todas y cada una de las cosas que hago por mantener las tradiciones de mi tierra, en los actos que participo etc.etc.etc. y luego les digo: ¿y tu que haces, además de manifestarte?, no hacen nada, excepto ir a manifestaciones y llevar camisetas con el mensaje de: “libertad para……”, ignorando que no agradece la libertad que posee por el mero hecho de poder llevarla, yo les obligaría a quitar el nombre de “su nación” y les pondría PARA TODOS.
Uno/a puede ser vasco, catalán, gallego, de Serranía del Monte o de donde quiera, y debiera estar orgulloso de serlo, claro que si, pero ello no tiene porque ser incompatible con el hecho de sentirse español, son muchos los que piensan así y son demasiados los que temen manifestarlo, me repugna que un fulano me hable de libertad con un mechero en una mano y una garrota en la otra. En esta puñetera y sufrida piel de toro, son muchos los que gritan cuando piden algo, por el simple hecho de que así acallan su propia ineptitud e incultura.




Patriotismo: Basura combustible siempre a punto para que le aplique la antorcha cualquiera que abrigue la ambición de iluminar su propio nombre. A. Bierce