¿DESINHIBIDOR?

De todos/as son conocidos los destinos turísticos a lugares paradisíacos que camuflan ofertas sexuales, en cualquier lugar de este puñetero mundo donde se halle la miseria es fácil tener sexo por dos puñeteras “perras”, uno o una que aquí nadie se salva, poner los pies en una de esas tierras y de inmediato (aunque haya pedido un crédito para sufragar el viaje o este ligado al Corte Ingles un par de años) supone convertirse en un potentado/a que con cien euros puede darse el placer de alquilar a una “nena” diferente cada día de la semana y por otro lado (nadie se salva) las hay que se sienten tremendamente alagadas de tener durante su estancia una corte de aduladores que se pirran por acostarse con una, a cambio de algún regalito o la promesa de llevárselo a la “tierra prometida” y sacarlo de la “miseria”, todo vale, si con ello no solo obtenemos el placer sexual sino el sentirse halagado/a, admirado/a y pleno/a de atenciones, te convierten en un millonetis cuando en nuestro país de países, no eres más que un calenturiento gilipollas o una incapaz de comerse un rosco (que ya es difícil pero de todo hay). Como decía un antiguo soldado “que cada uno la meta y reciba donde le plazca”, pero cuando este donde le plazca constituye una humillación en cuanto al aprovechamiento de la necesidad, es una cuestión totalmente diferente.
Pero a lo que iba, al parecer los masajes como en todas partes, forman parte del asunto, uno llega, se tapa las partes con una toallita y dos preciosas asiáticas se dedican a masajear todo el cuerpo, con ello y dentro del clima de sugestión sensual, conlleva a estirar el brazo en busca de alguna parte de la o las masajista y aquí se inicia o el acoso o el principio de una historia que dada la calentura del individuo igual les dura cinco minutos pero bueno… sabedores de ello, las autoridades (que velan tanto por todos/as) conocedoras de lo brutos que son los turistas y lo dóciles y animosas las chicas, están estudiando dotar a las chicas de cinturones de castidad, con ello, reducirán (creen) la promiscuidad que rodea a estos “servicios” en Indonesia, al parecer, quienes están a favor de tan “moderna” medida aseguran que se trata de evitar que los clientes de sexo masculino (del femenino ni lo mencionan) se propasen con las trabajadoras y por supuesto, supone un paso mas en la batalla por erradicar la prostitución, tipificada como delito en el país, dicho esto, se quedan tan panchos, se me olvidaba… todo en defensa de los derechos de la mujer.
Bien, eso del cinturón de castidad tiene sus cosillas, he visto algunos en museos y la verdad es que no abren el apetito… lo primero que pensé cuando vi. el primero fue en la higiene pero dada la época lo comprendí, lo que no llego a entender como un fulano de pelo en pecho, espada y lanza en ristre se podía ir a las cruzadas convencido de que su “honor” estaría impoluto con tan semejante majadería, venga ya… para mi que era algo que se invento un sádico o un herrero para hacerse con una fortunita vendiendo la copia de las llaves a los amantes de turno que si bien pisoteaban el honor del cruzado, si es cierto que daban un poco de aire fresco a su propiedad, lo que si es seguro es que el “inventor” nunca podría haber imaginado que se utilizara para impedir calenturas inapropiadas cortando con su visión los apetitos del “cliente”.
De inmediato he decidido ponerme en contacto con la Cámara de Comercio de Indonesia para crear una empresa dedicada a la comercialización de llaves maestras para cinturones de castidad, me han comunicado que no es posible, pero que si quiero puedo comprar una franquicia en exclusiva, creando una empresa a medias con la mitad de miembros del gobierno para la fabricación de las llaves que, abrirán la puerta del paraíso, ¿Por qué la mitad y no todo el gobierno?, porque la otra mitad ya la esta creando para tener la exclusiva de fabricación y venta (por imperativo legal) de los cinturones, así están las cosas, puro cachondeo como en todas partes, Señor, Señor…