¡¡¡QUE MONADAS!!!
Estoy que no quepo de gozo, Carla Bruni esta entre nosotros luciendo sus modelitos de Dior y esa preciosa carita de no haber roto un plato en su vida, al parecer la prensa (por llamarla de alguna manera) que vive de los líos que se producen y de los que monta, ha intentado crear una paralelismo competencial entre la dama francesa y la princesita Letizia, haber quien es más elegante y haber quien da mas de si ante los medios.
La revista Vanity Fair que según dice es la más prestigiosa del mundo de la moda a nivel mundial, sitúa a la princesa en el segundo lugar del ranking de la elegancia, solo superada por la también princesa de Bélgica Matilde y en tercer lugar la actriz Jennifer Aniston empatada con Angelina Jolie, Helen Mirren etc. etc. etc. lo comento con Emilia (que suele informarme puntualmente de todo ese cachondeo) indicando que con lo que valen los trapitos, lo que se gastan (eso lo dice ella, al parecer ignora que lo pagamos nosotros) en peluquería y esteticien y todo eso, cualquiera estaría también en la lista de la elegancia mundial, en cierto modo tiene parte de razón pero también es cierto que aunque la mona se vista de seda….
Que queréis que os diga, me van la mujeres situadas entre las que pinta botero y los personajes estilizados del Greco, o sea, un termino medio, para mi que las dos damitas no cumplen ni tan siquiera el peso para la cibeles, lo que en cierto modo no esta dentro de los cánones de justicia, a no ser y no lo creo, que lo que se ahorran en pan se lo gasten en trapitos. La francesita con bolsos de Vivier, zapatos de Louboutin y joyas de Chaumet, y la de este país de países de Caprile o Varela, creo que dos costureros de palacio que entre planchado y planchado se dedican a zurcir para la princesa (modosita y ahorradora que es ella) , en una palabra que es normal que Manolo, mi amigo ex comunista y ahora anarca me diga que lo que hay que hacer es comprar gasolina para los y las gilipollas que se dedican a eso de guapas guapas guapas (que incluso se lo dicen a la infanta Elena, que eso si que tiene pecado) y luego meterles los trapitos, el bolso y el boato por donde menos les quepa, y que queréis que os diga, si uno esta en el paro, con el cabroncete del frac llamándole cada día por el recibo devuelto de la PS3 de los críos del Carrefour, el del banco que de pronto se ha acordado de que existe y llama cada día a pesar de decirle mil veces que no tiene dinero, a eso añadir que Endesa le ha metido un recibo de mil leches por error, que Zapatero no le aclara lo de los 400 euros aquellos y que el vecino de arriba le acaba de indicar que la renta le sale positiva y hasta las narices de comer conejo y pollo, después de esto, lees lo que cuesta el bolso de la gabacha o los zapatos de plataforma y tacón de la asturiana, y te entra un subidón de sangre que, convierte el odio en empatia con esos del cóctel molotov.
Para mi que la elegancia esta en la sencillez, hay féminas que con poco se hacen unos arreglos que para que voy a contar, un pañuelito azul al cuello, una camisa con ese botón sin abrochar que lleva al canalillo del pecaminoso deseo, unos vaqueros bien plantados y un poquillo de tacón y estan que “quita el sentió”, eso, sin contar con la inmensidad de féminas que saben estar preciosas cada día sin tanto modisto, a eso se le llama inteligencia y saber hacer, no le veo el merito a ser elegante cuando se tiene una corte de aduladores que se rompen los sesos para que una este “preciosa”. Lo que siempre me ha llamado la atención y no se dice ¿como será el tanga, el culotte o la braguita de la nuestra?, ¿de marca,? ¿de los chinos?, porque... ¿cómo no se ve? y la verdad si se quita la plataforma queda tan chiquitita dime lo tu tra tra lalala que no le quedara mas remedio al borbón de ascendencia gabacha que ponerse en cuclillas para verle la etiqueta, de hecho la prenda debe ser realmente diminuta en proporción al talle, si para tan poquita cosa tiene que ir a un diseñador, ya nos vale.
Me uno al anarca, me importa un pimiento quien es el modisto de una y de otra, y me uno al comentario de mi “informadora de líos y trapicheos varios” en cuanto a que con todo lo que les dan, con todo lo que tienen, lo mucho que trabajan (es coña marinera propia) hay ver lo bien que están. Señor, Señor… ¿por qué das siempre el pan a quien no tiene hambre?
La revista Vanity Fair que según dice es la más prestigiosa del mundo de la moda a nivel mundial, sitúa a la princesa en el segundo lugar del ranking de la elegancia, solo superada por la también princesa de Bélgica Matilde y en tercer lugar la actriz Jennifer Aniston empatada con Angelina Jolie, Helen Mirren etc. etc. etc. lo comento con Emilia (que suele informarme puntualmente de todo ese cachondeo) indicando que con lo que valen los trapitos, lo que se gastan (eso lo dice ella, al parecer ignora que lo pagamos nosotros) en peluquería y esteticien y todo eso, cualquiera estaría también en la lista de la elegancia mundial, en cierto modo tiene parte de razón pero también es cierto que aunque la mona se vista de seda….
Que queréis que os diga, me van la mujeres situadas entre las que pinta botero y los personajes estilizados del Greco, o sea, un termino medio, para mi que las dos damitas no cumplen ni tan siquiera el peso para la cibeles, lo que en cierto modo no esta dentro de los cánones de justicia, a no ser y no lo creo, que lo que se ahorran en pan se lo gasten en trapitos. La francesita con bolsos de Vivier, zapatos de Louboutin y joyas de Chaumet, y la de este país de países de Caprile o Varela, creo que dos costureros de palacio que entre planchado y planchado se dedican a zurcir para la princesa (modosita y ahorradora que es ella) , en una palabra que es normal que Manolo, mi amigo ex comunista y ahora anarca me diga que lo que hay que hacer es comprar gasolina para los y las gilipollas que se dedican a eso de guapas guapas guapas (que incluso se lo dicen a la infanta Elena, que eso si que tiene pecado) y luego meterles los trapitos, el bolso y el boato por donde menos les quepa, y que queréis que os diga, si uno esta en el paro, con el cabroncete del frac llamándole cada día por el recibo devuelto de la PS3 de los críos del Carrefour, el del banco que de pronto se ha acordado de que existe y llama cada día a pesar de decirle mil veces que no tiene dinero, a eso añadir que Endesa le ha metido un recibo de mil leches por error, que Zapatero no le aclara lo de los 400 euros aquellos y que el vecino de arriba le acaba de indicar que la renta le sale positiva y hasta las narices de comer conejo y pollo, después de esto, lees lo que cuesta el bolso de la gabacha o los zapatos de plataforma y tacón de la asturiana, y te entra un subidón de sangre que, convierte el odio en empatia con esos del cóctel molotov.
Para mi que la elegancia esta en la sencillez, hay féminas que con poco se hacen unos arreglos que para que voy a contar, un pañuelito azul al cuello, una camisa con ese botón sin abrochar que lleva al canalillo del pecaminoso deseo, unos vaqueros bien plantados y un poquillo de tacón y estan que “quita el sentió”, eso, sin contar con la inmensidad de féminas que saben estar preciosas cada día sin tanto modisto, a eso se le llama inteligencia y saber hacer, no le veo el merito a ser elegante cuando se tiene una corte de aduladores que se rompen los sesos para que una este “preciosa”. Lo que siempre me ha llamado la atención y no se dice ¿como será el tanga, el culotte o la braguita de la nuestra?, ¿de marca,? ¿de los chinos?, porque... ¿cómo no se ve? y la verdad si se quita la plataforma queda tan chiquitita dime lo tu tra tra lalala que no le quedara mas remedio al borbón de ascendencia gabacha que ponerse en cuclillas para verle la etiqueta, de hecho la prenda debe ser realmente diminuta en proporción al talle, si para tan poquita cosa tiene que ir a un diseñador, ya nos vale.
Me uno al anarca, me importa un pimiento quien es el modisto de una y de otra, y me uno al comentario de mi “informadora de líos y trapicheos varios” en cuanto a que con todo lo que les dan, con todo lo que tienen, lo mucho que trabajan (es coña marinera propia) hay ver lo bien que están. Señor, Señor… ¿por qué das siempre el pan a quien no tiene hambre?