¿JAULAS DE ORO?
“Desde luego, este maldito penal no ha hecho ningún bien a nadie”, con estas palabras el fiscal general de los EEUU Robert Kennedy daba por cerrada la prisión de Alcatraz un veintiuno de marzo de hace ahora cuarenta y cinco años, por ella, pasaron cerca de mil quinientos reclusos a lo largo de los casi treinta años en que se mantuvo en servicio.
Los/as de este lado del Atlántico no tenemos ni puñetera idea de lo que hicieron muchos de sus “famosos” inquilinos, excepto lo que nos ha proporcionado la hora y media que mas o menos dura la película de turno sobre el tema, Al Capone, que no llega a saber uno si lo encerraron por malo o solo por estafar al fisco, Doc Baker conocido como “George metralleta Kelly” que este si que debía de ser la repera con la Thomson en las manos, o aquel “buenazo” que criaba y entendía a los pajaritos llamado Robert Stroud puesto entre rejas por asesinato y atraco, o Frank Morris que tuvo sus “reales” al conseguir fugarse (no se sabe si sobrevivió) , a todos ellos los hemos conocido en la gran pantalla y por supuesto nos ha faltado objetividad, dándonos una imagen un tanto distorsionada de la realidad de los personajes.
Alcatraz era una prisión de alta seguridad donde se produjeron motines, asesinatos y trapicheos, era donde iba a parar lo "mejorcito" de la escoria social para que entre sus paredes mas que redimirse, se pudrieran, de hecho solo eran “residentes” quienes habían tenido un mal comportamiento en otra prisión, se hicieron famosas las palabras del primer alcalde: “Te consumirás en la Isla hasta que tu excelente conducta te permita abandonarla” en una palabra que no era precisamente una colonia de vacaciones.
Hoy, la visión de las prisiones es que cuentan con todas y cada una de la comodidades, pero por mucho que se tenga en infraestructura, no deja de ser una “jaula de oro”, desde donde todos/as y cada uno/a saben de un mundo exterior donde se vive en libertad, ello, para una persona desarraigada o acostumbra en su mayoría al carpe diem como forma de vida, no es precisamente un lugar privilegiado.
Hoy por hoy la divisa es rehabilitar al delincuente, por ello existen multitud de programas dentro de sus muros dirigidos a tal finalidad, esta tendencia no es precisamente compartida por la gran mayoría de los que están fuera, pero putear a un fulano/a el tiempo que permanezca en ella no es precisamente la solución.
Someterse a un régimen preestablecido, acatar una disciplina, no poder hacer lo que se quiera o se pretenda, verse obligado a convivir con gente a la que no deseas ni tener como vecino de barriada, saber de tus familiares a través de un cristal y mantener relaciones con tu pareja un día y en una hora determinada con el tiempo controlado, no es precisamente una bicoca, ya se, ya se… que se preguntaran algunos/as ¿Qué hacemos entonces? ¿de rositas?, claro que no, la privación de libertad es la eterna y única medida coercitiva para el posible delincuente y por supuesto el lugar donde no quieren llegar a parar los “veteranos”, también es cierto que se consiguen ciertos éxitos, que son muchos los que no reinciden y otros (que no son pocos) los que no tienen remedio, hay que distinguir entre muchos tipos de delincuentes y no cortar como siempre hacemos por el mismo rasero, en una palabra es tema escabroso que como todo, tiene sus dos caras, hoy, ya no solo nos enfrentamos al reto de rehabilitar a los nuestros a los que conocemos y sabemos de su trayectoria y entorno social, sino también a todos aquellos que constituyen mas de la mitad de la población reclusa y que nos vienen de otros países.
Seria utópico desear que no existieran reformatorios, ni prisiones, como lo seria pretender la total erradicación de la delincuencia, al fin y al cabo lo bueno y lo malo de este mundo lo creamos nosotros, ¿o no?
Privación: Estado del que no tiene nada de lo que quejarse. Bierce