EVO, POLLO, Y LA MADRE QUE LO PARIO
Hoy por hoy nada deja ya de sorprendernos, en lo político no se sabe si partirse de risa o dejar que hierva la sangre con tanta gilipollez, meapilas y sinvergüenzas, en todos los ámbitos hay para dar y tomar, pero en lo concerniente a la salut eso ya es otro cantar porque nos afecta directamente, por ello, no puedo ser indiferente a las palabras que el Presidente Evo acaba de indicar en uno de esos discursos populacheros en plan fiesta y sarao en cuanto a la disminución de la hombría por el consumo de transgenicos o a la enfermedad por beber Cola-cola, si eso lo dice el manolo de la esquina que no sabe ni por donde anda, ni fu ni fa, pero cuando la imbecilidad la pronuncia un fulano que tiene bajo su mando una nación con su ejercito correspondiente, es para tomarse en serio no el mensaje sino al tipo que lo dice.
Es cierto que el tomate no sabe a tomate, que las fresas como no les pongas la lechecita condensada o las pases por el turmix con su vinito dulce,, no saben a fresa, o que la carne al ponerla en la sartén no llegas a tener certeza de lo que realmente se esta friendo porque surge un liquido que no se sabe si es agua, parte de la grasa, algún aditivo o vete tu a saber de que se trata, así que, te lo comes y punto, eso sí, después de meterle la mostaza, el ketchup o lo que sea con tal de que tenga sabor a algo, en una palabra es evidente que si después de que consumimos tanta porquería seguimos vivos es porque o somos muy fuertes o hemos adaptado el paladar a los excipientes, al K67, el I 9, al Probio 7 y a todo eso que lees y que ni sabes ni ten importa para que sirve.
De hecho soy muy poco consumidor de carne y la única que pruebo es la de pollo (sin piel que engorda), así que el iluminado del suéter a rayas me ha hecho la puñeta, no por eso del pollo al palomo cojo, sino porque a estas alturas de mi vida, no me veo vestido de loca en una carroza el día del orgullo gay, así y todo, seguiré comiendo pollo y bebiendo muy de vez en cuando el refresco, doy por hecho que prefiero pasar al otro lado que dejar de consumir y convertirme en un gilipollas como el Evo.
Es cierto que el tomate no sabe a tomate, que las fresas como no les pongas la lechecita condensada o las pases por el turmix con su vinito dulce,, no saben a fresa, o que la carne al ponerla en la sartén no llegas a tener certeza de lo que realmente se esta friendo porque surge un liquido que no se sabe si es agua, parte de la grasa, algún aditivo o vete tu a saber de que se trata, así que, te lo comes y punto, eso sí, después de meterle la mostaza, el ketchup o lo que sea con tal de que tenga sabor a algo, en una palabra es evidente que si después de que consumimos tanta porquería seguimos vivos es porque o somos muy fuertes o hemos adaptado el paladar a los excipientes, al K67, el I 9, al Probio 7 y a todo eso que lees y que ni sabes ni ten importa para que sirve.
De hecho soy muy poco consumidor de carne y la única que pruebo es la de pollo (sin piel que engorda), así que el iluminado del suéter a rayas me ha hecho la puñeta, no por eso del pollo al palomo cojo, sino porque a estas alturas de mi vida, no me veo vestido de loca en una carroza el día del orgullo gay, así y todo, seguiré comiendo pollo y bebiendo muy de vez en cuando el refresco, doy por hecho que prefiero pasar al otro lado que dejar de consumir y convertirme en un gilipollas como el Evo.